viernes, 9 de diciembre de 2011

VIGNEMALE parte 3, Pitón Carré y descenso por Gaube

Nos levantamos el tercer día de actividad, aunque las previsiones eran peores para este día, el cielo estaba igual que la jornada anterior, habían descendido 5 milibares durante la tarde noche y el presunto frente no terminaba de llegar, -veremos por la tarde-.
Nos levantamos con la idea de subir a los 3 tresmiles restantes que nos faltaban de la corona  del glaciar de Ossue y de descender lo máximo posible según estuviera la meteorología por la tarde, para quedarnos en el Refugio de Oulettes de Gaube o incluso descender a Pont de Espagne a los coches.
Con la pertinente meada matinal un incendio nos sorprendió sobre los tresmiles fronterizos, el sol quería salir entre las nubes y teñía de tonos violetas, rojizos y púrpuras todo el horizonte, sin duda un espectáculo sin igual, vivido casi a 3000 metros.


Tras desayunar pronto partimos hacia arriba, bueno mejor dicho hacia abajo ya que debíamos de llevar la misma ruta que el día anterior y compartir unas 2 horas por el mismo itinerario. Así partimos descendiendo del refugio para bordear la arista del Petit Vignemale e introducirnos en las morrenas del Glaciar de Ossue. Una vez allí y siguiendo la buena huella de los madrileños que trazaba zetas milimétricas fuimos ganando altura todos en fila a un ritmo medio pero continuo.


Que nos depositó en menos de dos horas en el "plateau" superior del glaciar con los tres objetivos del día a la vista.


Con los tres objetivos situados a la derecha del glaciar ( Pitón Carré, Punta Chausenque y Espalda de Chausenque ), nos dirigimos al más lejano de ellos el Pitón Carré, más concretamente hasta su base muy muy cerca de la salida de la gran "Colour de Gaube".
Desde su base  y con tan solo 80 metros de desnivel por delante, trazamos unas zetas en su pala Sur para llegar a la afilada arista de nieve de la cumbre.


Desde donde las vistas hacia el Pique Longe del Vignemale eran alucinantes, ya por no mencionar la visual de la "coulour de Gaube".


Esperamos a todo el grupo e hicimos unas cuantas fotos con los 8 integrantes antes de poner los ojos en el siguiente objetivo, la Punta de Chausenque, éste algo más complicado por sus dos afiladas aristas Este-Oeste.


Tan sólo 4 decidimos subir a la Punta, para ello empleamos su arista Oeste; descendimos al collado que separa el Pitón Carré con la Punta Chausenque y desde allí fuimos ascendiendo por el borde de su aéreo filo hasta llegar a una corta faja de roca, donde tuvimos que negociar un poco el paso con las puntas de los crampones chirriando.


Sin problemas salimos a la arista final, de nuevo con nieve virgen y por donde fuimos progresando alucinando con los patios para llegar al segundo objetivo de la jornada, la Punta Chausenque.


Un minuto de fotos y nos pusimos a descender de la cumbre por una nueva afilada arista de nieve, donde la nieve que íbamos abriendo caía hacia ambas vertientes. 


Algunos obstáculos de roca nos sirvieron más bien como seguros estables que como problemas a resolver, y así llegamos junto al resto de compañeros al ridículo collado que separa los dos Chausenques.


La espalda de Chausenque fue más que un mero trámite y otro tresmil para apuntar, por una pala fácil y sin apenas inclinación, con una independencia de escasos 10 metros respecto a su hermana mayor. Desde la cumbre en lugar del volver al collado, decidimos bajar hacia el Glaciar de Ossue, trazando algunas zetas por nieve muy dura y cambiando de pierna de apoyo cada pocos metros para sin muchos problemas llegar al glaciar y emprender el descenso hacia el refugio con las vistas puestas en el fabuloso Valle de Ossue que lleva a Gavarnie.


Siempre recordaremos la "jodida" subida al Refugio de Baysellance, cuando has terminado de subir montañas y tras bordear el espolón del Petit Vignemale justo de fuerzas, aún te separan casi 150 metros de desnivel hasta el refugio en los que echas el resto con las sudadas del mediodía y una meteorología ni que contratada a propósito.


Llegamos al refugio un poco justos de tiempo para llegar a los coches, pero como primaba más una buena ducha que una nueva pernocta en refugio, optamos por rehacer las mochilas y partir, no sin antes comer, descansar y disfrutar de unas vistas que se nos quedarán grabadas en la retina por mucho tiempo (y a mí en la frente).


En una hora lo teníamos preparado todo y habíamos repuesto fuerzas, así partimos del Refugio de Baysellance hacia la Hourquette de Ossue, lo que iba a ser la última subida de la jornada, la verdad que aunque llevábamos más peso en la mochila fue agradable ya que la sombra del Petit Vignemale nos refrescó un poco el cuerpo que nos había calentado el sol de Diciembre.


Pasamos el collado hacia la vertiente de Gaube, aún tuvimos que sacar los piolet para descender varias placas de hielo y plantarnos en la ladera de Hourquettes, por donde ya sí descender tranquilamente hacia el Refugio de Oulettes de Gaube. 


Dicho refugio podía ser nuestro hogar durante la noche, pero aún teníamos algo más de dos horas de luz y pensamos que podíamos llegar a los coches. Así que partimos de Oulettes despidiéndonos de la Norte del Vignemale, más bien la dijimos hasta el verano, ya que su Norte clásica la apuntamos en el cuaderno para el futuro verano.


Desde el refugio, descendimos por la senda helada, yo personalmente fui a ver un poco el lugar del piñazo, más bien para analizar el accidente que para despedirme de él. "Cuanto más fácil es el paso más bajamos la guardia".


Tras media hora de marcha realizamos una parada para quitarnos por fin las botas y ponernos las zapatillas con las que descender el tramo restante de cerca de dos horas. Entre risas disfrutamos de una amena bajada que nos llevó hasta el Lac de Gaube, zona donde nos reagrupamos y sacamos los frontales para afrontar los últimos 45 minutos de descenso ya de noche.


Para este último tramo empleamos el camino de la izquierda del torrente (según dirección de subida) , algo más directo que la pista y entre pinos, que aunque nos despistaron en alguna ocasión nos fueron llevando por algún tramo aún helado a las edificaciones de Pont de Espagne, a los coches y desde allí a Cauterets.



En Cauterets tras alojarnos en un apartamento, y una cena estupenda con un poquito de "canard" y buen vino, terminamos la jornada con el clásico en las pantallas del hall junto a algunos chavales de fin de curso.

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