domingo, 8 de diciembre de 2013

Tusse de Remuñe y Pico Rabadá, parte 3

Las dos jornadas anteriores:
http://pelegrinajes.blogspot.com.es/2013/12/tresmiles-por-el-valle-de-remune-parte1.html
http://pelegrinajes.blogspot.com.es/2013/12/pico-boum-pd-parte-2.html

Tras una nueva noche durmiendo en las laderas pirenaicas, nos levantamos a las 5 de la mañana con un objetivo claro la Tusse de Remuñé, Pico Rabadá y Navarro, aunque éramos conscientes de que podía pasar cualquier cosa ya que la nieve estaba blanda, los picos un tanto alejados y sus rutas de acceso había que ver como se encontraban.


Debido a  la nieve blanda, decidimos no llevar, ni arnés, ni cacharros, ni cuerdas. Si hubiera algún paso raro nos daríamos la vuelta, pero es que con peso era imposible llegar a la zona del Ibón de Maupás. Nos la jugamos a una tentativa rápida y ligera.

A las 6 de la mañana y aún de noche partimos por la huella del día anterior rumbo al espolón Sur del Pico Boum, lugar por donde teníamos que pasar. La verdad que nos sorprendió el estado de la nieve, o más bien de la huella, ya que había helado y estaba algo compactada por nosotros de la ida y vuelta del día anterior, no se progresaba del todo mal.

Pronto nos situamos bajo las paredes del Mall Barrat y un poco más allá bajo el Pico Boum, (habíamos preferido seguir la huella del día anterior en lugar de mantener cota y abrir huella hasta la base del espolón). Tardamos la mitad de tiempo que la jornada pasada llegar a este punto situado a 2840 metros de altitud, hora y cuarto. Ahora teníamos que perder altura por unas ondulaciones de nieve, formadas por la presencia del Glaciar de la Graba, paralelos a la Arista Sur del Pico Boum, a la espera de que esta perdiera su verticalidad y nos dejara pasar por la ladera hacia el Ibón de Maupás. Según mapa, ésto ocurría a los 2750 metros, por lo que teníamos que perder altura.

Llegamos al punto exacto donde el espolón terminaba pero una pendiente helada de unos 40º nos obligó a ponernos los crampones para continuar rumbo al Este. Con cuidado y piolet en mano fuimos progresando hasta pasar el tramo dificultoso y llegar unas nuevas palas que fuimos cruzando en leve ascenso mientras comenzaba a amanecer.



En esta zona la nieve estaba más blanda y fuimos haciendo rotaciones en las tareas de abrir huella hasta que pudimos ver a tiro el Ibón de Maupás situado bajo la vertical de la imponente pared Sur del Maupás. Perdimos algo de altura y llegamos a un depósito morreníco del borde del ibón en tan sólo dos horas y poco desde las tiendas, mucho mejor que las mejores previsiones.

depresión del Ibón de Maupás
Bordeamos el Ibón de Maupás por la derecha, por las laderas del Maupás y llegamos a un nuevo alto, desde donde divisamos los tres objetivos de la jornada; la Tusse de Remuñe, el Rabadá y el Navarro. A la Tusse de Remuñe parecía factible ascender por una pala a la izquierda acta para esquiadores pero un tanto a desmano, para nosotros mejor continuar ascendiendo hasta el fondo del circo y ver qué tal por un corredor estrecho que parecía entretenido.


Tras una breve parada para echar un trago y comer algo partimos de nuevo en ascenso hacia una primera faja que protegía todo el circo, nos pareció más fácil por la derecha, pero la pendiente rondaba los 50º y resultó que estaba la ladera un tanto helada. Tuvimos que tirar de punta de piolet y crampones para subir el corto pero duro tramo y salir por encima de la pequeña faja, que no parecía nada desde abajo.


Ya encima, continuamos rumbo al corredor que habíamos divisado sin saber exactamente muy bien cual era cual de los picos que nos disponíamos a ascender. Cuando estábamos a 2930 metros hicimos una nueva parada y ya divisamos un corredor más amplio un poco más a la derecha del anterior y nos quedó todo bastante claro. Este corredor amplio nos iba a llevar a una brecha entre la Tusse de Remuñe y el Rabadá, así que era buena opción.

Ya la altura se iba notando, y teníamos que pararnos cada ciertos metros para calmar el corazón que se nos ponía en la boca, trazamos unas zetas en el último tramo y tras meternos en el corto corredor de una treintena de metros llegamos a la brecha, no sin antes pasar una placa de hielo formada por el viento.
Desde la brecha divisamos la vertiente francesa y estaba totalmente helada, las rocas estaban cubiertas por carámbanos y las laderas de nieve estaban recubiertas por placas de viento en su totalidad.

Nos pusimos manos a la obra e hicimos un intento al Tusse de Remuñé, ascendimos unos metros por la arista y pronto nos dimos cuenta que aquello estaba repleto de hielo por lo que descendimos nuevamente a la brecha (lo intentaríamos después por el otro corredor estrecho que veíamos desde el ibón). Probamos fortuna ahora al Pico Rabadá,


éste también tenía su miga y por la vertiente "gabacha" todo estaba helado, tenía algunos salientes de rocas en donde podíamos agarrarnos y algunos de nieve blanda por arriba, que nos venían de perlas para lograr estabilidad. Aún así había algún tramo helado que nos hizo tragar saliva antes de pasar y poder llegar al hito cimero del Pico Rabadá. Hacia el Navarro estaba prácticamente imposible continuar sin cuerdas por lo que lo dejamos para otra ocasión y aprovechamos el lugar y el sol para hacer unas fotos en el Pico Rabadá a las 9:30 de la mañana, 3:30 después de nuestra partida.

la arista hacia el Pico Navarro
Para la vuelta, igualmente anduvimos con mucho cuidado, cualquier paso en falso nos podía llevar muchos metros hacia abajo y aunque era un tramo corto de escasos 30 metros, había que prestar la máxima atención, para saber donde poner, cada pié, cada mano e ir progresando por el filo.

Llegamos a la brecha nuevamente y descendimos por el amplio corredor unos 50 metros de desnivel, para girar a la derecha e iniciar el ascenso por el otro corredor más estrecho que atacaba a la Tusse de Remuñe por el Sur.


De un inicio eran rampas de 30º y luego de unos 40º, para salir por una cornisa de nieve blanda a la parte alta de la loma, desde allí el pico estaba muy cerca y sólo nos separaban de él unos 20 metros pero de auténtica pista de patinaje.


Había que clavar bien los crampones ya que era puro hielo todo y así llegamos a la cumbre de la Tusse de Remuñe, las fotos de rigor, unas vistas hacia los Cabrioles, hacia el Perdiguero y hacia el Valle de Lliterola y vuelta hacia abajo que son las 10 de la mañana y queremos volver a Benasque


Mientras mis compañeros descendían el corredor yo me quedé unos minutos por necesidades fisiológicas en la barrera de los 3.000. Y nos reencontramos posteriormente en las cercanías del Ibón de Maupás donde realizamos una breve parada para comer algo y reponer fuerzas.

Vall de Remuñe desde Tusse
Prometía una vuelta cansada, tediosa y lenta, debido a que ya llevaba alguna hora dando el sol a las palas, pero la huella creada a la ida nos ayudó bastante y a buen ritmo fuimos volviendo de nuevo bajo las paredes primero del Pic de Maupás y luego en leve descenso hacia el paso de la Arista Sur del Boum.


Después de bordear la arista, nos quedaba una última subida de la jornada hacia las planicies del Glaciar de la Graba, esta vez nos quitamos los crampones y serpenteamos entre unos bonitos relieves de nieve en forma de abombamientos y olas, creadas por la acción del viento.


Tras un corto y llevadero ascenso, llegamos a una zona con menos pendiente, dejando a la izquierda la pared del Boum y el corredor de la jornada anterior. Desde allí el descenso ya era corto, los últimos 300 metros de desnivel para llegar a la zona de campamento donde se encontraba nuestra solitaria tienda.


Habíamos llegado a la misma poco después de las 12, aún nos quedaban un par de horas de descenso y teníamos que recoger todo el tinglado de la tienda. Con tranquilidad fuimos haciendo nuevamente "el mochilón", metiendo sacos, esterillas, cacharros, cuerda, cocina y finalmente la tienda. Y nos pusimos rumbo  a Benasque siguiendo nuestra huella de un par de días atrás, aunque en ciertas zonas, tratamos de corregir el itinerario en busca de una pendiente más cómoda.

Los 350 metros de canal hasta el valle aún nos pusieron en algunos aprietos, la helada de la madrugada había puesto bastante dura la pala de descenso a unos 40º en la zona de mayor pendiente y con el peso de la mochila el equilibrio en ciertas zonas era efímero. 
Tras pasar las dificultades de la parte superior, ya llegamos a zona cómoda encontrando por el camino el cazo de cocinar que habíamos perdido el día anterior y que había caído de 300 metros más arriba y un piolet técnico charlet, que supusimos "a ciencia cierta" que era de Jacobo, que lo va perdiendo todo y que había pasado por allí hacía algunas horas.

Llegamos al fondo del valle, donde el sol no da durante varios meses al año, la verdad que casi lo agradecimos debido al calor existente, aunque en pocos minutos estábamos pidiendo clemencia nuevamente 
para salir de aquella nevera.

Ya por el fondo recorrimos el bonito valle rumbo al Este, cogimos agua de los primeros trazos de arroyo entre nieve y salimos nuevamente de las estrecheces del valle para llegar a zonas soleadas.


Tras parar en la misma zona que durante la ida, un lugar excepcional para divisar todo el valle, retomamos el descenso, introduciéndonos en el bonito bosque de pino negro, allí las estampas eran excepcionales, caminando por un buen mando de nieve, atravesando pequeños arroyos y zeteando entre pinos hacia zonas clareadas.


Sobre las 14:30 llegamos al Forau de la Llana, zona en donde se sale del Valle de Remuñé para enlazar con el de Benasque, allí tomamos la carretera que desciende a Benasque, dejando Llanos del Hospital a mano izquierda unos cuantos metros más abajo y continuando estos dos kilómetros de tediosa pista final hasta llegar al coche a las 15:00 horas, 9 horas después de nuestra partida de las tiendas, 850 de desnivel positivo, 1700 de negativo y unos 13 kilómetros andados.








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