sábado, 2 de mayo de 2015

Teide, de 0 a 3.718, Día 2

La noche transcurrió tranquila, sólo los típicos cambios de postura derivados de la dureza del suelo y un par de tragos de agua de la botella que dejé a mano.

Tras el soniquete del despertador el grupo continuaba durmiendo, tuve que despertar manualmente a alguno de mis compañeros que fueron haciendo lo sucesivo con el resto. Poco a poco el silencio del paraje fue invadido por nuestros gruñidos al estirarnos, desperezarnos y primeras conversaciones matinales.


Eran las 8 de la mañana y la temperatura rozaría los 10ºC, algo agradable para estas altitudes, que no latitudes.
Recolocamos la mesa en mitad del porche y desayunamos tranquilamente, hasta que escuchamos el sonido de un todo terreno, -vienen hacia aquí-, -¡oh, oh!, tiene pinta de ser los dueños de la cabaña y los plátanos-.

Dos personas se bajaron del vehículo y se dirigieron a nosotros, se trataba de Fidel y su cuñado, dueños de la cabaña. Muy amablemente nos ofrecieron todo lo que tenían, su vino, su agua, e incluso nos instaron a poder utilizar la cabaña cuanto quisiéramos.

La habían construido con el objetivo de poner unos panales de abejas en la zona y de poder alojarse allí durante algunos días para organizar aquello. Reitero que pocas personas hoy en día muestran tal amabilidad, pronto entendieron que éramos montañeros y que nuestro ánimo era el de subir a aquel pico que para ellos es un accidente geográfico más.

Nos hicimos una foto con él e intercambiamos regalos; le dimos una botella de vino Ribera de Duero, por dos de vino dulce casero de Icod de creacción propia. Además nos permitió llenar de agua las botellas que quisiéramos de un bidón que tenía él allí. Cosa que nos sacó de problemas ya que a algunos de los miembros del grupo y el primero yo, nos quedaba escasamente un litro para toda la jornada de ascenso hasta el Refugio de Altavista.


Nos despedimos de la Cabaña de Fidel y partimos por la pista situada tras el refugio, tomando la que asciende por la derecha del corte de la masa forestal. La pista no dura mucho por el margen de los pinos y pronto se dirige hacia la zona pelada de árboles, pero nosotros continuamos por el interior del pinar bien protegidos del sol y siguiendo de cerca la línea lateral de árboles.


Recorremos algo más de 100 metros de desnivel, y llegamos al final del bosque sobre los 2.000 metros, allí llegamos a otra pista forestal que se dirige a La Fortaleza, lugar al que tenemos que dirigirnos. Nos viene perfectamente y tomamos la pista en dirección al mencionado collado dejando a la derecha toda la zona de pinar y bajo él, un espléndido mar de nubes.

Tras un corto tramo de pista llegamos al Collado de la Fortaleza, llamado así porque dos grandes paredes defienden el paso hacia la vertiente sur. Allí hay un arbol, una pequeña capilla blanca y unas magníficas vistas del Teide y de todo el trayecto que nos queda hasta su cumbre. Aunque ya se sabe los volcanes siempre son engañosos en cuanto a las distancias.



 Nos hacemos una foto y continuamos ahora descendiendo hacia la zona de las cañadas. Vamos por un sendero balizado que nos lleva tras el descenso a un vallado de alambrada, lo dejamos a la derecha y continuamos por una senda que nos desvía un tanto del camino.
No debíamos de haber cogido dicha senda y nos hemos separado un poco del track que tenemos, así que improvisaremos un tramo por terreno sin senda, la vegetación por esta zona escasea y no será muy difícil encontrar más adelante la senda buena.


Pocos metros más allá encontramos la senda, ésta ya nos llevará directamente hacia la zona conocida como montaña blanca, lugar donde nos uniremos con la ruta normal.

Ya son las 11:00 de la mañana y el día parece ser igual de caluroso que el anterior, vamos bebiendo bastante agua y nos tenemos que dosificar con el mismo ya que hasta el refugio no hay nada de nada.

Atravesamos la llanura de las cañadas, es una auténtica sartén donde no corre ni gota de viento, además no hay ni una sombra ya que los únicos arbustos que habitan son retamas y pequeños espinosos. Aprovechamos una buena retama de gran tamaño para hacer la parada a la sombra.

Continuamos por la senda, esta continúa por parajes de gran belleza, sólo encontrados aquí en el planeta, la arenilla fina y blanquecina es la tónica en la subida a montaña blanca, un desierto salpicado de piedras volcánicas y alguna que otra retama.

Comienzan las rampas de subida a montaña blanca, desde lejos no se aprecia pero la rampa es potente, vamos ganando altura y metros al volcán. El grupo se estira y el calor, sumado a la altitud y las pendientes van haciendo mella en el grupo.


Llegamos a los 2500, lugar donde el itinerario que llevamos se une al normal de ascenso desde la carretera de las cañadas. Junto al cartel del parque hacemos una parada y esperamos a todo el grupo que llega estirado.


Tras un trago de agua continuamos la marcha ahora por la ancha pista, decenas de personas suben y bajan por ella, unos corriendo, otros caminando, unos "guiris", otros canarios.

La pista nos conduce mediante amplios giros a la zona conocida como los huevos del Teide, grandes bloques magmáticos, caídos desde una colada superior que se aprecia perfectamente por la diferencia de tono. El lugar es curioso y digno de ver, es totalmente diferente a toda ascensión que puedas hacer a cualquier montaña del mundo.


Tras realizar algunas curvas más la pista llega a la parte superior de Montaña Blanca y allí muere junto a una colada que desciende. El cambio es notorio; la pendiente es bastante mayor a partir de aquí y el piso esta totalmente suelto y compuesto por bloques a diferencia que el camino que traemos.
En la cota 2700, hacemos una nueva parada y aprovechamos esta vez para comer algo, son las 14:30, las horas centrales del día y comenzamos a tener problemas con el agua nuevamente.


El refugio está cercano, a unos 400 metros de desnivel, pero la pendiente es dura y de aquí al refugio no te da un respiro. Así que nos ponemos en marcha tras descansar unos minutos.

El grupo se parte en las primeras rampas, por detrás se va quedando Jacobo que le cuesta subir y coger el aire que va faltando, el calor tampoco ayuda mucho a llevar un ritmo mantenido.

La senda ahora es estrecha y bastante tortuosa, da numerosos giros cada pocos metros y es muy pedregosa, levantamos polvo al caminar y es lógico el mover piedras a nuestro paso debido a la densidad mínima de esta roca volcánica.


Poco a poco vamos ganando altura, hemos acordado parar a mitad de la cuesta, pero ésta tarda en llegar. Una zona con piornos a mitad de camino por lo menos nos sujeta el terreno, aquí ya no hay roca suelta, pero las ramas son de tamaño bajo y ni siquiera nos dan una mínima sombra para parar. Continuamos unos metros más y cuando hemos ganado los 2900 metros paramos de nuevo a las 15:00 horas.
Verdaderamente tenemos problemas de agua, varios ya no nos queda ni un centilitro y la tratamos de repartir como buenos hermanos. En el refugio se acabarán nuestros problemas.

Tras llegar Jacobo cerrando el grupo, al que hemos sacado 10 minutos en 200 metros de desnivel, continuamos el ascenso. La cuesta mantiene la pendiente y por más zetas continuadas llegamos a la cota 3.000, siempre una cota especial en España.


Este último tramo tiene la pendiente con más inclinación aún si cabe, las pulsaciones suben, pero el sabor del refugio está presente. Puedo ver ya una antena, el tejado y un trozo de pared. Natalia va por delante y por detrás cerca Miriam, por fin llegamos a la puerta del refugio cerca de las 16 horas. Aún tardarán en llegar unos cuantos minutos más los últimos del grupo que en está última parte se ha estirado en exceso.

Nos sentamos a la sombra del refugio, hay más gente y lo prioritario tras coger el aliento es beber. En el interior del refugio hay dos máquinas de botellas de agua pero sólo aceptan monedas. Pufff!!, tenemos un problema: el guarda del refugio no viene hasta las 17, con lo cual hay que esperar una hora sin agua. Menos mal que entre todos juntamos monedas para comprar 3 o 4 botellas, de 500 cl. por 3 euros la unidad. Un precio turístico total.


En la puerta, esperamos impacientemente al guarda, que a su hora abre la puerta que da acceso a las dependencias y nos cambia todas las monedas que le pedimos, este es el negocio casi mayor que las pernoctas del refugio.
Nosotros vamos a tener un problema serio con el agua ya que la necesitamos para beber toda la tarde, para subir esta madrugada a cumbre y para la bajada de todo el día de la jornada de mañana. A groso modo cuento unos 3-4 litros necesarios por lo que la tontería será casi 25 euros en agua.

Finalmente y ante la atenta mirada de los "guiris" y turistas cambiamos de plan: entre todo el grupo nos ponemos a hervir con los cuatro infernillos el agua el grifo (no tratada), pues ya la tratamos nosotros.
Vamos hirviendo, a su vez sacando en cazuelas a la calle y cuando esta se enfría llenando todas las botellas y camel bag de los 9 integrantes.
La idea causa furor en el refugio y varios grupos más se apuntan a la idea, aunque se apresura el guardia a decirnos que no se puede cocinar con infernillos en la cocina, pues nos salimos fuera.

Ya calmadas las ansias de hidratación disfrutamos del atardecer, el sol se mete por el Oeste y proyecta la sombra del Teide hacia el Este, es decir hacia donde dan las vistas del balcón en el que está ubicado el refugio. Alli disfrutamos junto a otros grupos y muchos turistas de un bello atardecer.



Se distingue la Isla de Gran Canaria bajo la luna

Antes del mismo hemos cenado y es que hay que levantarse muy pronto, a las 4:30 para ver amanecer desde el techo de España y volver de nuevo a la playa, ¡3.700 de descenso!.

Esperamos que todo vaya bien

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