sábado, 31 de octubre de 2015

La romántica idea de vivaquear en un glaciar. Objetivo Maldito.

La temporada de escalada clásica había sido prolífica y nos apetecía cerrar la etapa de roca con una buena cresta como la de Tiro Llago-Madejuno en el Macizo Central de Picos de Europa.

De nuevo, esta vez la nieve nos lo impidió. Como todos los años ya había ganas de que cayera la primera nevada de la temporada y ésta vino a finales de Octubre.
Ya se sabe... sólo vale para enfriar el suelo, que si no transforma, que si tal, que si cual, pero a los que como a mí nos sentimos mas alpinistas que otra cosa, pisar nieve nos motiva de sobremanera.

Había hablado con Javi para salir y tras la negativa para Picos de Europa otro plan alternativo que sé que le apetecía era la Cresta del Maldito o también conocida como la Cresta del Medio. A pesar de la nieve caída, nos organizamos y trazamos un plan un tanto atrevido:
El Viernes nos dirigiríamos al Plan de la Besurta a dormir ya a 1920. El sábado remontaríamos todo el Barranco de la Maladeta y cruzaríamos el Portillón Superior para dormir a 3.000 metros justo en la entrada del glaciar, con el objetivo del domingo realizar la cresta integral, el descenso y volver a Madrid.
De otra manera sería imposible hacerlo en dos días, un plan bien cogido con pinzas.
Llamemos romántica la idea de dormir en el Glaciar del Aneto en un agujero sobre la nieve.

Durante la jornada del viernes todo transcurrió sobre lo organizado; bocadillo en Graus y llegada a la Besurta a las 23:00 horas. Bueno, se nos olvidó la cámara de fotos y tuvimos que rehacer unos kilómetros y nos multaron por exceso de velocidad, pero por lo demás.....

Sábado 31


Nos levantamos a las 8, hacía frío y había caído una buena pelona en la Besurta, a 2ºC, -"buff, no quiero pensar mañana arriba la temperatura que puede hacer en pleno glaciar"-. Llegaron dos o tres coches más y a las 9 nos pusimos a caminar, cuando aún el sol no había asomado por el Este, ni creo que lo hiciera durante todo el día.

Comenzamos a subir por el GR11 en dirección al Refugio de Renclusa, pronto tras pasar el cauce del río y dejar atrás las vallas de madera características giramos hacia al Barranco de Renclusa, dejando también las marcas rojas y blancas del GR. que se dirigen al Forau de Aigualluts. Así ganamos altura más bruscamente por la senda que da acceso al refugio.
Una primera subida que nos vino bien para calentar el cuerpo e ir quitando los topes a los músculos que llevábamos entumecidos, sorteando pinos y poco a poco saliendo a la plataforma donde se ubica el refugio.
En 40 minutos llegamos al refugio y entramos para hablar con Antonio, el guarda. Pero en esos momentos no pasaba por buenos momentos de salud y se encontraba abajo en la población.


Tras ver como la luna asomaba sobre el Pico Paderna reiniciamos la marcha rumbo al Portillón Superior, para llegar a él, preferimos utilizar el camino que asciende sobre la gran faja negra y por ello, tras salir del refugio pronto comenzamos a ganar altura hacia el Portillón Inferior.

Como preveíamos el sol no remontaba sobre la Cresta de los Portillones y el frío del Otoño era notable, ésto hacía que tras la nevada la poca nieve caída, hubiera mojado las rocas y el abrupto camino estuviera cuanto menos peligroso.


En poco más de una hora habíamos llegado a los 2600 metros, a las cercanías del Portillón Inferior y las nubes se estaban metiendo por todo el fondo del Valle de Benasque, una prueba más del frío en altura. Realizamos una parada para repostar y nuevamente continuamos rumbo al portillón deseado.


La nieve ya hacía acto de presencia y las rocas estaban salpicadas por trozos blancos que nos obligaban a tener cuidado donde pisar y sobre todo donde no meter la pierna. Era un tramo lento y costoso, un auténtico pedregal cubierto de nieve otoñal.

Fuimos ganando altura lentamente, tardamos otra hora en llegar a los 2800, donde la nieve ya era más continua y se trataba de un manto más homogéneo.


Además el sol ya nos dio por fin a nuestros entumecidos cuerpos y tras una breve canal llegamos al Portillon Superior, situado a casi 2900 metros de altitud.


El Aneto se veía esplendoroso al fondo, y nuestra cresta en condiciones bastante mixtas, así que realizamos otra parada antes de continuar descendiendo por el portillón. Realizamos perfectamente la fotosíntesis, aprovechando y ganando calorías de cada gramo de rayo de sol recibido y partimos hacia abajo.

En un principio el descenso estaba bien, pero pronto los bloques fueron un pequeño laberinto para nuestra paciencia, uno por aquí, otro por allá, por arriba, por el lado, y así meticulosamente, siguiendo un rastro de huella, de algunos osados pireneistas de contratemporada.


La verdad que tampoco teníamos excesiva prisa, así que nos lo tomamos con calma y sobre las 15:30 llegamos a una zona que podía ser la buena para dormir esa noche.

Zona de vivac y en verde el itinerario a realizar para la siguiente jornada.


A 3000 metros justo dejamos las mochilas y buscamos un lugar llano entre tanto bloque, la verdad es que no fue fácil encontrarlo y finalmente optamos por unos pocos metros cuadrados, acompañados de una pequeña plataforma rocosa sin nieve, lugar que podía ser nuestra cocina, nuestro comedor, nuestro salón de estar y nuestra terraza de atardecer a escasos 20 metros del inicio del hielo glaciar.


Por delante 3 horas de luz que nos dieron pie a disfrutar de todos los movimientos naturales de las nubes, desde un lugar particularmente hermoso.


Por encima nuestra, la Cresta del Maldito teñida de nieve y que nos creaba ciertas dudas sobre la posibilidad y viabilidad del plan del día 2. Y más si pensamos en que los días de otoño son muy cortos y sólo contábamos con 10 horas y poco de luz.


Las nubes se iban moviendo tanto arriba en la cresta, como abajo en el valle, mientras el sol cada vez iba perdiendo fuerza e iba coloreando de diversas tonalidades el horizonte.


Antes de las 17 el sol desapareció tras la Cresta del Maldito y la temperatura se desplomó, el termómetro bajó hasta los -5º y no nos quedó otra que meternos en los sacos y aguantar el tirón.

Finalmente nos echamos a dormir a las 19, poniendo el despertador a las 6:30 y rezando para que el sol el día siguiente saliera por el lugar indicado y despejado para nuestro beneficio.

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