lunes, 7 de diciembre de 2015

La Maladeta, la hermana pequeña.

La actividad del domingo 6 sació nuestra apetencia de nieve. Pero estando en el Refugio de Renclusa había que hacer algo para el día siguiente aunque esa misma tarde-noche ya solo apeteciera descansar.
Entre los planes surgió la idea por parte de Jose de subir a la Maladeta, no lo había hecho antes y podía ser una buena alternativa para la jornada del lunes a pesar de que la meteorología podía cambiar por la tarde. Aunque cuando esto ocurriera ya deberíamos estar abajo en el valle en los coches.

Victor y Jacobo dejaron claro que tirarían hasta donde llegaran y que físicamente no sabían si iban a responder durante dos jornadas consecutivas, así que quedamos poner el despertador a las 7 e ir viendo sobre la marcha como evolucionábamos nosotros mismos y la meteorología.

El despertador sonó y salimos de nuestro letargo. Como suele ser habitual en el refugio había movimiento desde alguna hora antes, otros objetivos, como Aneto.
Desayunamos a nuestro ritmo y a las 8 tiramos hacia arriba por el itinerario bastante marcado por el paso de decenas de montañeros y con algo de nieve blanda más que pisoteada.

Esta vez el itinerario se dirigió mediante zetas por el Barranco de Renclusa, (cada año o temporada éste se traza por un lugar o mejor dicho por el lugar que le da la gana al primero que abre huella).


Poco a poco fuimos ganando altura por la ladera junto a otros grupos y observando como a Jacobo le costaba progresar, siempre quedándose un poco rezagado, aunque haciendo la goma le he visto subir algunas montañas de 4000, 5000 y 6000 metros. -¡Es muy duro el tío!-


El sol comenzó a dar a los picos fronterizos, mientras el termómetro marcaba -3º sobre los 2400 metros de altitud. Una temperatura buena para mantener un ritmo constante de ascensión. Además el cielo estaba completamente despejado por todas direcciones.

Una vez pasados los 2400 , el itinerario se desvió hacia la izquierda, en dirección a la banda rocosa negra que indica la presencia de ambos portillones y además señaliza el punto clave del desvío del Portillón Superior cuando ésta termina. Ahora sí transcurría por el itinerario más habitual.

Las rampas aminoraron en cuanto a desnivel y hacia arriba ya se podía ver la puntita de la Maladeta aún en umbría como todo el circo que forma y que defiende el glaciar.

Tras la segunda hora de marcha llegamos a los 2800 metros de altitud, el itinerario hacia el Aneto pronto se desviaba hacia el Portillón Superior y nosotros sólo teníamos que continuar hacia el sur rumbo a la plataforma Glaciar de Maladeta. Realizamos una parada junto a una roca y Jacobo llegó bastante tarde, unos 10 minutos después, nos pidió algo de comida y descansó unos minutos.
Venía realmente tocado.

Continuamos, parte de la huella que seguíamos se desviaba hacia el portillón y nosotros comenzamos a ganar las primeras morrenas rocosas del glaciar recubiertas por nieve.


Jacobo que ya se había quedado rezagado nos gritó que se daba la vuelta y quedamos con él en el refugio horas más tarde.
Sobre los 2950 metros había dicho basta, cuando ya nos comenzábamos a subir en el glaciar.

Por las rampas nevadas seguimos rumbo a la Maladeta, las nubes desde la vertiente Sur comenzaban a entrar por toda la cuerda y por delante observábamos a un grupo numeroso que se adentraban en el corredor que da acceso a la cresta.


Nos montamos en el glaciar y la rampa se hizo homogénea, el viento soplaba levemente de sur, y la nieve blanda nos impedía progresar todo lo cómodo que esperábamos. Además la umbría del glaciar no tenía pinta que nos fuera a mostrar el sol durante muchas horas más tarde, e incluso si el marrón meteorológico había llegado, la cosa se presentaba un tanto negra.


3 horas y 15 minutos tardamos en llegar a la rimaya que defiende el corredor (3200mts.), allí hicimos una parada y observamos la hilera de gente que subía hacia arriba. Además más gente venía por detrás por lo que no nos convenía esperar mucho antes de iniciar la subida final.


Tras la breve parada nos metimos "a la fila de la carnicería" y comenzamos a ascender el corredor, esta vez mucho más dócil que en otras ocasiones. La nieve blanda y el paso de las personas había creado cómodos escalones por donde subir los 60 - 70 metros de corredor a 40º.



No tardamos mucho en llegar arriba a la cresta donde unos 30 Km/h de viento de Sur nos estaban esperando, además de una densa niebla.

Sólo nos faltaba coger dirección Este y recorrer los 80 metros de desnivel que nos separaban hasta cumbre, que se hacen un tanto largos y más aún si la meteorología no acompaña.

Entre la niebla y el viento se notaba un ambiente agitado, montañeros subían y bajaban un poco despistados. Algunos nos preguntaron si habíamos visto a otra persona y los grupos se subdividían como células. Entre subir y bajar de personas llegamos a cumbre, tardamos 3 horas 40 minutos desde Renclusa y a pesar de no hacer un gran día nos escondimos entre unas piedras para reponer energías y descansar unos instantes antes de hacer la foto oficial.


Una instantánea de cumbre y comenzamos a descender hacia el corredor de nuevo, no tardamos mucho en el descenso y pronto comenzamos a destrepar la parte más empinada saliendo de la zona expuesta al viento y observando como todo el cielo en el valle se había encapotado y es que ya lo decían en las previsiones, -"el lunes entran lluvias"-


Tras pasar la rimaya vimos que estaba algo abierta y la nieve blanda por lo que podía ser un posible peligro (de echo en el refugio y más tarde nos confirmaron que se había abierto, cayendo alguna persona dentro sin mayores consecuencias), paramos en el glaciar y tras observar la magnífica visión sobre los picos fronterizos iniciamos un rápido descenso.


Digo rápido porque la nieve estaba ideal para perder altura, lo suficientemente blanda como para no forzar las rodillas y no ralentizar el paso en exceso, de hecho tan sólo tardamos una hora en perder los 1000 metros de desnivel desde la rimaya al Refugio de Renclusa.

A las 13:30 estábamos en el refugio junto a Jacobo, allí nos lo tomamos con tranquilidad; descansamos, nos hidratamos y rehicimos la mochila con todo el material que teníamos para estar listos a las 15 horas.

Nos asomamos a la puerta del refugio, el día había empeorado, tampoco era una fatalidad aquello, habían crecido nubes sobre la mayoría de las cotas pero la jornada tenía pinta de aguantar sin lluvia hasta bastante tarde, por lo que decidimos bajar por el Barranco de Renclusa al valle principal de Benasque.


Al igual que durante toda la jornada el sol no hizo acto de presencia, comenzamos a descender entre los pinos negros rumbo al norte en busca del valle, siguiendo a veces rastro de pisadas y otras rastros de esquis. En poco más de media hora estábamos cruzando el Río Esera tapado por la nieve parcialmente y llegando a las mesas de la Besurta. Ni siquiera paramos y es que "los lujos" de la civilización nos tiraban más que cualquier paraje natural por bello que fuera.

Tomamos las pistas de esquí de fondo de Llanos del Hospital, ya echábamos de menos un manto uniforme y duro y nos dirigimos valle abajo por el curso del Esera, bueno ya se sabe la pista da unas cuantas vueltas pero todas ellas eran buenas si podíamos pisar "terreno duro".

De esta manera fuimos recorriendo el valle y entre pinos llegamos a las instalaciones del Hospital de Benasque en poco más de 1 hora y 30 minutos desde Renclusa, desde allí sólo nos faltaba salir a la ca rretera de asfalto y recorrer el casi kilómetro de itinerario por terreno artificial entre el paso de vehículos de alta gama.


No eran ni las 17 y estábamos ya en el coche, nos cambiamos toda la ropa sudada y la primera necesidad era darnos una ducha, pero..... a donde vamos?
Propuse la idea de dirigirnos a turismo de Benasque y eso hicimos, allí nos dieron varios folletos y teléfonos de todos los alojamientos del valle y escrupulosamente de más barato a más caro fuimos recibiendo constantes negativas en cuanto a nuestra pernocta.
Primero los 4 albergues del valle, desde el de la federación de montaña hasta los más alejados por Castejón de Sos, todos ellos con igual respuesta; completo.
Luego optamos por pensiones, hostales, hoteles y poco a poco no pudimos encontrar nada por menos de 70 euros la doble, algo demasiado alto para nuestros desnutridos bolsillos.

La opción apartamento no nos pareció mal; entramos a Linsoles a preguntar y todo muy caro, ya se sabe temporada alta y puente de esquí.....

Al fin encontramos algo decente, caímos en Castejón de Sos, un apartamento para cuatro personas por algo menos de 120 euros, sí algo caro, pero por lo menos podíamos desayunar allí mismo y hacer algo de vida en el interior. Hotel Plaza se llamaba.

El apartamento era de lujo, todo decorado al estilo navideño americano y el interior de alucine, tres plantas, repartidas en salón, una habitación y la segunda habitación.

Después de tanto buscar mereció la pena, aunque el ahorro no fue muy grande ya que lo invertimos en la cena y la postcena en el pub de la esquina.....

Y al día siguiente hace una ferrata?

Track en wikiloc, pincha aquí.









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